Las infecciones que afectan a las vías respiratorias normalmente se originan por el ataque de bacterias y virus que consiguen desarrollarse en el sistema. Su aparición indica que el sistema inmunitario se encuentra débil y que por consiguiente, no logró activar los mecanismos necesarios para defenderse ante estos problemas. Por suerte además de los remedios convencionales existen otros de origen natural que ayudan a controlar los síntomas mientras el proceso de recuperación se acelera. Entre ellos se encuentran varios aceites esenciales muy valorados tanto por su acción antiinflamatora como antibiótica. Descubre cuáles son.
Aceite esencial de clavo dulce
Este tipo de aceite tiene compuestos antivirales y antiespasmódicos que detienen las molestias provocadas por las infecciones respiratorias. Sus activos naturales calman el dolor de pecho producido por el asma y relajan los conductos respiratorios.
Para su utilización se debe tomar una cantidad pequeñas de aceite de clavo dulce y combinarla con un poco de aceite de coco. Se frota el resultado en el pecho y en la espalda para conseguir aliviar la congestión.
Aceite esencial de incienso
Este tipo de aceite esencial se ha venido utilizando para mejorar la salud respiratoria puesto que cuenta con activos naturales que le otorgan propiedades antiinflamatorias y expectorantes. Gracias a su aplicación se facilita la descongestión de las fosas nasales y se minimiza la producción de flemas.
Hay que tomar unas gotas de aceite de incienso y frotarlas en el pecho mediante un suave masaje. Se debe repetir su utilización antes de acostarse todos los días hasta que se cure la infección.
Aceite esencial de eucalipto
El aceite esencial de eucalipto cuenta con sustancias que facilitan la desinflamación de los conductos respiratorios que se encuentran irritados, además de ayudar a eliminar la mucosa y por tanto, la capacidad de respirar mejora.
En este caso hay que añadir dos cucharas de aceite a una cacerola con agua hirviendo y hacer vapores durante cinco minutos con la cabeza cubierta por una toalla, para evitar que el vapor se escape.
Aceite esencial de árbol de té
Este aceite es conocido por sus propiedades antivirales y antibióticas por lo que es un excelente remedio contra la congestión, infecciones y dificultades del aparato respiratorio. Su aplicación reduce considerablemente la producción de moco además de calmar la tos y eliminar los silbidos en el pecho.
Para beneficiarse de sus propiedades hay que sumergir una toalla en agua hirviendo y añadir cinco gotas de aceite de árbol de té. Se coloca la toalla en el pecho y en la cara durante cinco o diez minutos y se repetir el tratamiento cada día hasta que los síntomas se calmen.
Aceite esencial de orégano
Este aceite es antiinflamatorio y antibacteriano gracias a los compuestos que tiene como el carvacrol y el timol, los dos conocidos por su poder para despejar las vías respiratorias, mejorando la capacidad para respirar, sobre todo en caso de bronquitis, asma y resfriados.
Se deben incorporar dos cucharas de este aceite en una olla con agua hirviendo e inhalar sus vapores. De manera opcional, se puede combinar con un poco de aceite de oliva y aplicar en el pecho y en la espalda mediante un suave masaje.