La piel con rosácea es una piel sensible caracterizada, además de por la sequedad, por la presencia de capilares visibles y un enrojecimiento en las mejillas, la nariz y la barbilla. El enrojecimiento es progresivo: inicialmente se produce sólo de vez en cuando, pudiendo transformarse en permanente.
Los mejores ingredientes naturales para contrarrestar la rosácea
Entre los aceites esenciales que ayudan a combatir la rosácea están el aceite esencial de manzanilla alemana (Matricaria recutita), útil para desinflamar, calmar y descongestionar la piel, el aceite esencial de geranio y el aceite esencial de helicriso para estimular la circulación.
Entre los aceites vegetales que mejoran la piel con rosácea están el aceite de arroz y el aceite de tamanu; este último en particular protege los capilares y mejora la circulación.
Para aliviar el enrojecimiento, son excelentes los extractos vegetales de ruscus y vid roja: gracias a su acción tonificante y protectora, estos extractos combaten la fragilidad capilar.
Las causas de la rosácea
La rosácea es causada por la dilatación de los capilares: esto da como resultado un enrojecimiento del rostro y, a menudo, también en el escote. La predisposición juega un papel fundamental en la aparición de este problema estético, pero hay otros factores responsables como cambios de temperatura, tomar fármacos vasodilatadores, uso de anticonceptivos orales o la exposición excesiva al sol sin protección.
El abuso de alcohol, tabaco, alimentos picantes y tratamientos cosméticos inadecuados también tienden a agravar la situación.
Otros tratamientos para la rosácea
Para no agravar la rosácea y aliviar el enrojecimiento es útil seguir una rutina de belleza que incluya el uso de productos de limpieza suaves y tónicos sin alcohol.
Hidratar la piel con cremas que también protejan de la luz solar y contengan ingredientes de acción vasoprotectora y calmante como extracto de rusco, Centella asiática, manzanilla o castaño de indias.
Cuidar la dieta y no abusar de tabaco, alcohol y café, puede mejorar la piel afecta; también tratar de evitar los cambios bruscos de temperatura y prestar atención a los entornos en los que vivimos y trabajamos: en invierno, poner humidificadores sobre los radiadores para mantener la humedad.
