Dolores, tensiones musculares y contracturas pueden «aflojarse» con calor. El jengibre es una especia con propiedades rubefacientes altamente efectiva.
Las contracturas musculares y el dolor en las articulaciones, de acuerdo con la medicina china, se consideran estancamiento, bloqueos de energía, acumulación de humedad, yin excesivo. Es necesario entonces aplicar la energía dispersiva del yang, que los disuelva y movilice.
El calor en sí es capaz de desbloquear y dar movimiento: el jengibre potencia el efecto y posee la propiedad de irradiar calor profundo a la parte tratada.
El jengibre es una raíz con múltiples propiedades. Para uso interno su sabor picante aleja el frío, y se indica para las enfermedades del frío.
Para uso externo, el jengibre se puede utilizar para realizar compresas localizadas.
Su acción de calor es capaz de penetrar profundamente y llegar a las zonas dolorosas de las contracturas musculares y bloqueos musculares, estimulando la reoxigenación de los tejidos.
Su efecto rubefaciente atrae la sangre a la superficie, calentando la parte tratada y disinflamando la parte más profunda.
¿Cómo se prepara la compresa de jengibre?
Si tenemos la raíz fresca, rallar unos 100/150 gramos y envolverlos en una gasa o una bolsa de algodón, luego sumergirla en una olla con agua en el punto de ebullición.
Dejar cocinar a fuego lento unos 5 minutos, luego escurrir la bolsa de jengibre. El agua de jengibre así obtenida debe estar muy caliente (no hirviendo), empapar un paño, escurrirlo bien y aplicarlo sobre la zona a tratar.
Es conveniente repetir la aplicación tan pronto como la tela pierde su calor, para mantener la compresa bien caliente. El tratamiento debe durar unos 30 minutos y repetirse a 10 veces, según sea necesario.
Se puede probar también el aceite esencial de jengibre, diluido en un aceite vegetal, para realizar masajes eficaces contra los dolores reumáticos y rigidez muscular